Los que ya me conocen
saben que todos los años hago un repaso de lo que ha significado y ha sido el
año para mí, y este año pues no iba a ser menos. Quizá el año más “estable” de
mi vida, o quizá no, no sé, todo es relativo. Quizá el año en el que más me he
centrado, o quizá en el que más descentrado he estado. Como ya he dicho, “todo
es relativo”.
2013 se puede considerar
como el año de encuentros, desencuentros y reencuentros. En este 2013 me he encontrado
con personas que han sido –y otras siguen siendo- importantes para mí y que han
aportado mucho a mi día a día. ¿Desencuentros? Pues al igual que hay
encuentros, hay desencuentros. ¿Y reencuentros? Ésta es la que más me gusta,
sin duda.
También 2013 se puede
considerar “El año en el que Coque tuvo un mínimo de madurez”. Aunque muchos
penséis que no, en mis últimos 3 años yo he madurado, pero este año ha sido la
cumbre, el éxtasis. Y como todo año nunca es perfecto y no es todo bueno, éste
tampoco lo fue.
Y como estoy harto de
hablar moñadas y ponerme filosófico, pasaré a lo realmente importante: a las
cosas buenas y perfectas de este año.
¿Alguno recuerda mi camino
a casa en año nuevo? Porque yo no. Sólo sé que nos quedamos dormidos en el
metro y yo acabé en casa durmiendo con Manu a las 10 de la mañana lleno de
barro y, dos horas más tarde, viajando a Valencia en el peor viaje de mi vida.
Nunca viajéis con resaca, amigos.
Y de aquí podemos pasar a
la noche en la que decidí tener mi propia piscina en mi piso. Sí, aquél fin de
exámenes de febrero (en el que conocí a Borja, por cierto). Aquél fin de
exámenes será recordado por ser despertado por mi compañera de piso para
decirme “que me había dejado el grifo abierto”, vamos, un caos.
También me eche novio,
¿sabéis? Y monté una orgía en mi cumpleaños; y no salí en fallas porque estaba
con fiebre; y vino Manu a Madrid a darme una sorpresa; y no sé qué más. Bueno,
me apunté al gimnasio tres meses, los cuales sólo fui 15 días. Todo un éxito,
vamos.
¿Y a que no sabéis como
fue mi reencuentro con Dani después de 1 año sin vernos? Pues muy gracioso.
Estaba yo en el Carrefour de mi barrio, saliendo, y me crucé con él. Nuestras
caras, un poema (aunque la suya más). Le pregunté “qué tal todo”, a lo que me
respondió con un “estoy borracho”. Épico todo. Y bueno, que la mejor decisión
que tomé en este 2013 fue recuperarle a él. Y no penséis mal.
‘Eurovisión, 300 kilos de
comida y las gambas del apocalipsis’. Así titularé a la noche de Eurovisión. ‘San
Cemento, policías y una pota común’; así titulo a San Cemento 2013, que os
podéis hacer una idea de cómo acabó.
Sin duda, la gran locura
de mi año llegó cuando acabé los exámenes. ¿Sabéis que Saray y yo tuvimos que
huir del piso porque los vecinos nos querían dar de hostias? ¿Sabéis que estuve
en el Orgullo en un precioso Hostal con Rafa? ¿Sabéis que me fui a Londres,
Málaga, Gandía, Villagordo de Cabriel y Arenal Sound en un mismo verano? Pues
sí, pero haré una mención especial al Arenal Sound. Sí, aquél Arenal Sound que
se puede resumir en ‘Bukkakes, autobuses a Getafes y “Eh, y eh, y eh, que no
pare la fiesta”’. ¿Por qué? Creo que sobran las palabras.
Y llegó septiembre.
Tercera temporada en Madrid, y de manera muy renovada. Nuevo piso, soltería y
elenco renovado. ¡Que me mudé al lado de Marina! Muy fuerte todo. Pues
septiembre comenzó digamos que… calentito. Fin de exámenes, fiesta en casa un
lunes… bueno, una fiesta épica, de las mías. Ya sabéis. ¿Y después? El
desmadre. Disaster party; La noche de las saunas, las putas asesinas y los
travestis; salir martes, miércoles, jueves, viernes, sábado… casi hice pleno;
la noche de los feos; que si un canario viene a Madrid y me lía; las cenas que
se te van de las manos y acabas borracho a las 5 de la mañana… Sí, reconozco
que se me fue una poquita de las manos, pero eh, ya no. *Luna de wa*
Y ahora mira, estoy aquí,
en Valencia, a día 29 de diciembre, a menos de 24 horas de volver a Madrid a
pasar la que será recordada como la mejor Nochevieja de la historia. ¿Que qué
conclusión saco de todo esto? Pues muy sencillo. En mi vida hay unos pilares y,
que sin esos pilares, mi vida no tendría sentido alguno. A mí, que me dejen en
paz, que yo soy feliz así.
Sólo espero que 2014 se
comporte y también lo haga con vosotros.
Así que, chicos, ¡Feliz
año! E intentar volver sanos y salvos a casa.
¡FELIZ 2013!